Escuchar por largos periodos puede cansar tu sentido del oído. Recuerda dar a tus oídos un descanso.

Advertencia sobre volumen


La capacidad del oído para adaptarse a su entorno es una función importante en la vida diaria.

Muy similar a la capacidad del ojo de ajustar la apertura de la pupila a la oscuridad y la luz, el oído puede ajustar su sensibilidad a su entorno. En un tren subterráneo ruidoso puede bajar su sensibilidad para que puedas dormir; en una habitación silenciosa puede aumentar su sensibilidad para que puedas escuchar los movimientos de una manecilla de reloj cada minuto. El oído hace esos ajustes para ayudarte a identificar y reaccionar a estímulos de entrada.

Puedes reaccionar a un sonido repentino y fuerte exclamando, “¡mis oídos!”, y alejarte del lugar donde se produce el sonido. Si vas a un concierto, al principio sentirás el impacto al abrir la puerta del recinto. Quizá grites que está muy alto pero, en un minuto, tus oídos se adaptarán y ya no sentirás incomodidad.

La regulación de la sensibilidad del oído tiene otras funciones, más importantes además de permitirte disfrutar la música. Apreciar la música en sí misma indica la capacidad del oído de diferenciar entre sonidos fuertes y débiles. Teniendo en cuenta el amplio rango de sonido, volumen e instrumentos, la reproducción y grabación de música es muy rica. En años recientes se ha tenido consideración al escucha limitando el volumen de las bocinas e incluyendo descansos para el oído durante las presentaciones.

En ocasiones no logras reconocer que un volumen determinado es demasiado alto. Lo que parece un sonido adecuado para ti podría en realidad sobrepasar tus tímpanos. Dependiendo del volumen de un sonido y la duración de exposición a él, podrías dañar tu sentido de la audición sin siquiera saberlo.

Entonces, ¿cuál es un volumen seguro? El sonido es cuestión de perspectiva: los distintos tipos de música tendrán un peso y color único. No se puede cubrir cierto nivel de volumen para hacerlo pasar como seguro, pero existen ciertas reglas que puedes seguir para escuchar de forma segura. Un ejemplo de ello es al viajar en tren. Si la música sale de tus audífonos y la escuchan las personas en el tren, tu música está demasiado alta.

En lugares ruidosos debes subir el volumen para poder escuchar tu música. Un espacio silencioso te permite escuchar música, aun con los auriculares puestos, en volúmenes que son “aceptables”. Pero en lugares ruidosos necesitas subir el volumen de reproducción.

Aquí, el oído ajusta su sensibilidad para enfrentarse a las variables del ruido ambiental y el posterior aumento en el volumen de reproducción necesario para opacarlo. Ya que el ajuste es automático, puedes seguir escuchando música a un nivel peligroso sin siquiera darte cuenta.

Podrás decir: “nunca me doy cuenta cuando el volumen está muy alto”. Es importante adoptar medidas activas para controlar los volúmenes que escuchas. Ten en cuenta el volumen en la pantalla de tu reproductor y de tu entorno; incluso pregunta a tus amigos qué volumen utilizan. Poco a poco, interesarte en el volumen de tu música te puede ayudar a reducir el riesgo de perder la audición.